El mito de la princesa Bari Gongyu es uno de los más conocidos dentro de las leyendas tradicionales de Corea. La historia tiene como base el chamanismo, específicamente, el coreano. Conoce más sobre esta heroína legendaria:
Bari Gongyu aborda la historia de la séptima y última hija de un rey que nunca consiguió tener un descendente varón. Antes de subir al trono, el rey desobedeció a los consejos del chamán y trajo la mala suerte al reino. Después del nacimiento de seis mujeres, enloqueció al saber que el séptimo hijo también sería una niña. Con rabia, ordenó entonces que el bebé fuera llevado lejos. La reina imploró para que pudiera dar al menos un nombre al niño. Y la nombró Bari (버리다), que significa abandonada. A petición del rey, el siervo colocó a Bari para flotar en el río, que fue encontrada y cuidada por una pareja de ancianos.
Después de quince años, el rey enfermó, y ningún médico era capaz de curarlo. La reina soñó que su esposo había sido maldecido por tirar un regalo de los cielos. La única posibilidad de curarlo sería que una de sus hijas buscara la ambrosia en las montañas de occidente. Pero las hijas eran egoístas, y ninguna se dispuso a cumplir la misión. Al enterarse de ello, el siervo del rey fue detrás de Bari, quien, al oír la historia, aceptó ir lejos en busca de la ambrosia.
Bari pasó por muchas pruebas: disfrazada de niño, atravesó el mundo de los muertos y conoció al dueño del submundo. Su disfraz, sin embargo, fue descubierto por un aterrador ermitaño, con quien tuvo que casarse como castigo, dándole siete hijos. Después de nueve años del inicio de su viaje, ella regresó a la tierra natal con la ambrosia, junto a su marido y sus hijos.
Cuando llegó al castillo el rey ya habría fallecido, al ver a su padre en el ataúd, derramó la ambrosia en su boca. El rey resucitó, de modo que todos glorificaron la jornada de la princesa abandonada. Él quedó tan contento que le pidió a Bari que hiciera pidiera cualquier cosa. Ella rechazó el ofrecimiento inicialmente, preguntando después al padre si podría ser la guardián de los muertos y defenderlos de sus penalidades. A partir de ahí, Bari Gongyu podía ver los dos mundos: se convirtió en madrina de los chamanes, la que soportó todo, la más cercana al submundo.
El mito de Bari Gongyu y el chamanismo coreano femenino:
Bari representa a la mujer que sufre por las decisiones de los padres, pero que se sacrifica en busca de la aceptación de éstos. A pesar de las pruebas y del ideal de hija, esposa y madre a la que fue sometida, Bari rechazó seguir los pasos del padre. Así, optó por ser intermediaria de los muertos. Esto muestra que Bari Gongyu siguió su propio camino, más allá de las expectativas impuestas por la sociedad a las mujeres. Tal historia de sacrificio y superación hizo que figurara como un modelo de virtud a seguir por parte de las coreanas.
Por muchos años ese mito del chamanismo ha causado conmoción en las mujeres coreanas. Básicamente, el chamanismo es una de las creencias más antiguas de la humanidad. Las prácticas son intermediadas por un chamán (hombre o mujer) capaz de contactar al mundo espiritual, envolviendo seres místicos, animales, etc. Debido a esto, el chamán tiene el poder influenciar la naturaleza, prever, adivinar, curar, etc. En concreto, en el chamanismo coreano, las mujeres predominan como chamanes.
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